“En esta rechingada hora de insomnio y de vergüenza estás presente, te necesito, te amo hasta quien sabe dónde, más, mucho más allá del amor y de la vida, te amo hasta la muerte; de tal modo que en vez de decir "te quiero" necesito decir: te muero, me muero en ti, me muero.”
— Jaime Sabines
domingo, 30 de mayo de 2010
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El valor de un hombre no se mide ni por su dinero, ni por su inteligencia ni por su felicidad; se mide por su capacidad de exteriorizar lo menos posible su tristeza.
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