domingo, 27 de febrero de 2011

[..?..]

Me odio. El nivel de resentimiento que tengo contra mi últimamente solo va en aumento; me odio por amarte, por amarte y jamás haberlo dicho. Nunca te dije que mi vida giraba en torno a ti, estúpidamente en torno a ti. Jamas dije que, tu sola presencia eran mis ganas del vivir el día a día, nunca supiste que, a pesar de lo que paso nunca pude odiarte, en lo mas mínimo. Pero yo te lo dije, te hice escucharme pronunciar esa frase tantas veces "te odio", "te odio".. y tu lo creíste, para ti fue tan fácil creer lo que mis palabras esbozaban, mas nunca entendiste lo que mis ojos expresaban, de haberlo hecho, habrías visto lo que decían: gritaban un "te amo, quédate conmigo por favor".
Y ahora que te has ido en un tren sin oportunidad de regreso, la idea no me deja en paz. Muchas oportunidades tuve, ¿y?, las desaproveche. No sabes lo que daría por la oportunidad de poder tenerte aquí a mi lado una vez mas, unos minutos, no pido nada mas. La maldita oportunidad de despedirme, solo eso. Quiero un último beso. Un último instante nuestro, antes del punto final de esta historia.
Sé que estas en un lugar del que no conozco nada, por favor, espérame donde sea que éste lugar sea, que algún día nos volveremos a encontrar y estaremos juntos hasta la eternidad amor.

_ .

Jamás pencé que esto de perder a alguien pudiera resultar tan difícil como ahora!!
Y es que basto un minuto para abrir los ojos y poder darme cuenta que ahora todo lo que me queda tuyo, son recuerdos.
Jamás imaginas el momento justo en que terminará un ciclo; y eso me resulta absolutamente injusto, injusto no saber cual sera el último momento, ¡sin oportunidad de decir adiós!

..

Rodeada de tanta gente y a la vez tan sola.
No te tengo, no estas. Maldita sea, ¿cómo logro sacarte de mi mente?.
No te quedes martirizandola por favor!!
Dejadla libre de un yugo eterno.

Ultimamente..

Ultimamente me pregunto la mayor parte del tiempo si esta todo bien conmigo, y bueno, no es injustificado, pero estos dias nada es normal; la melancolía me acecha, la confusión es algo conmún en mí.
Pero no más, ya no quiero sentirme así, esto de llorar a todas horas, no trae nada bueno, nada.
Mis ojos estan cansados de emanar sentimientos, sentimientos que aparecen de la nada.
¡Vaya!, llorar sin saber la causa da miedo, ¿habrá algo malo en mi cerebro?, ¿acaso la daga de algo que me ha herido se ha incrustado en él y su propósito es no dejarme sonreir? que vá, boberias.

Canción de mi sombra minúscula (Julia de Burgos)

A veces la vida me quiere estallar en canciones
de angustia inesperada!

Yo quisiera quedarme en el secreto de mis penas
punzantes como estrellas,
pero mi alma no puede alcanzar el silencio
del poema sin palabras,
y salta por mis labios hecha polvo de vibraciones íntimas.

Hay una sola puerta abierta en el camino a donde va mi vida
desconocida de sonrisas.
Me echo a buscar su rastro,
como si el cosmos se hubiese concentrado en su energía
y hasta ella fuese mi emoción hecha pedazos
de mariposas destrozadas.

Mi emoción rueda ahora por una de esas islas salvajes
de dolor.
Me he sentido llegar allí donde se mueren
las canciones felices,
y el dolor se da cita con la pintura transparente del cielo.

Me duele aquella rosa prematura que se cayó en mis ojos
herida por los pétalos rosados;
y la última mirada de una novia del aire
que se murió de castidad al sentirse de carne
para el beso del hombre.

Sangra en el dolor del atardecer caído en mis espaldas
la pena del crepúsculo que no volverá a enamorar
la margarita pálida del bosque.

Solloza de misterio en mi vuelo de nube
una gota de lagrima que se subió al espacio
llevada por una espiga de rocío.

Todo el dolor que rueda en el instante abandonado
viene a danzar su ritmo en mi carne atormentada
de ansiedad cósmica.

Y la emoción me estalla en canciones inútiles,
dentro de este espejismo de grandeza
de donde parte,
minúscula,
mi sombra...

Presencia (Rosario Castellanos)

Algún día lo sabré. Este cuerpo que ha sido
Mi albergue, mi prisión, mi hospital, es mi tumba.

Esto que uní alrededor de un ansia,
De un dolor, de un recuerdo,
Desertará buscando el agua, la hoja,
La espora original y aun lo inerte y la piedra.

Este nudo que fui (inextricable
De cóleras, traiciones, esperanzas,
Vislumbres repentinos, abandonos,
Hambres, gritos de miedo y desamparo
Y alegría fulgiendo en las tinieblas
Y palabras y amor y amor y amores)
Lo cortarán los años.

Nadie verá la destrucción. Ninguno
Recogerá la página inconclusa.

Entre el puñado de actos
Dispersos, aventados al azar, no habrá uno
Al que pongan aparte como a perla preciosa.
Y sin embargo, hermano, amante, hijo,
Amigo, antepasado,
No hay soledad, no hay muerte
Aunque yo olvide y aunque yo me acabe.

Hombre, donde tú estás, donde tú vides
Permaneceremos todos.

Destino (Rosario Castellanos)

Matamos lo que amamos. Lo demás
no ha estado vivo nunca.
Ninguno está tan cerca. A ningún otro hiere
un olvido, una ausencia, a veces menos.
Matamos lo que amamos
.
¡Que cese esta asfixia
de respirar con un pulmón ajeno!
El aire no es bastante
para los dos. Y no basta la tierra
para los cuerpos juntos
y
la ración de la esperanza es poca
y el dolor no se puede compartir.

El hombre es anima de soledades,
ciervo con una flecha en el ijar
que huye y se desangra.

Ah, pero el odio, su fijeza insomne
de pupilas de vidrio; su actitud
que es a la vez reposo y amenaza.

El ciervo va a beber y en el agua aparece
el reflejo del tigre.

El ciervo bebe el agua y la imagen. Se vuelve
-antes que lo devoren- (cómplice, fascinado)
igual a su enemigo.

Damos la vida sólo a lo que odiamos